Juanito.

Bueno aquí no éramos muy felices, pues el día de nuestra comunión, nos tenían con el estomago vació desde la noche anterior, hasta que después de recibir a NUESTRO SEÑOR desayunábamos todos en el patio del colegio, chocolate con un curarán.

No era para estar muy contento, a pleno sol, muerto de hambre, enchaquetado y esperando el chocolate para mojar el bollo, si a esto le pones que no te podías machar, pues después, cansado y con los zapatos posiblemente del hermano que hizo la comunión el año anterior, tenias que hacer el recorrido para dar los recordatorios de aquel DIA y recoger las perras que te daban a cambio.